jueves, 19 de noviembre de 2009


21 de Octubre de 1967, un millón de manifestantes se concentran frente al Pentágono, en la capital de los Estados Unidos, en Washington. Protestan contra la guerra de Vietnam, ya están hartos de la política que lleva a cabo su gobierno y quieren que se les escuche. El fotógrafo Marc Riboud trabajaba para la agencia Mágnum por aquel entonces, y le tocó cubrir el evento. Al pie del cañón. De pronto, vio cómo una joven abandonaba el rebaño, armada con una flor en la mano, un corderito acercándose al lobo. Completamente indefensa. Imagínatela. Se aproxima serena, los soldados de la Guardia Nacional, asisten desconcertados a la escena, cargando sus fusiles, preocupados por la gravísima amenaza que se les avecina, al borde de un patatús, con la tensión por la nubes, y por eso, esperando órdenes aún más drásticas, apuntan sus bayonetas al pecho de la peligrosa chiquilla, que sólo quería colocar la flor en uno de los fusiles, ése era su trofeo. El nombre de la valiente es, Jan Rose Kasmir. Tenía 17 años.
“No era una provocación. Sólo les quería hablar de amor”.
“No eran máquinas de la guerra, solo era un grupo de hombres obedeciendo órdenes”.

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